No es vano, ni inútil, repetir muchas veces, que el futuro de la humanidad dependerá en gran medida del grado de madurez y consciente confianza, que depositen los unos en los otros. Largo tiempo ha transcurrido desde que la decepción se apoderó de todos ustedes, cuando vieron que la ciega fe depositada en gobernantes, profetas o sacerdotes, fue traicionada una y otra vez a medida que los depositarios se dejaban llevar por sus humanas debilidades.
Y se cumplió aquello que dice: No se puede resolver con errores lo que desde un principio ha sido un error..Porque en verdad, desde que el hombre perdió la conciencia real de si mismo, y se vio como un huérfano débil y perdido necesitado siempre de una mano que le guie, depositando toda su invalidez y desesperanza en manos de otros que eran aparentemente mas fuertes, mas sabios o mas importantes. Desde ese instante dejó de escuchar su voz interior y detuvo muchas veces por elección propia, su madurez y su capacidad de desarrollar el total de facultades con las que ha sido dotado intrínsecamente y que son inherentes a su condición humana.
El hombre entonces se volvió apéndice del hombre, y no pudo hallar el camino de vuelta a si mismo sin que el hombre importante, se lo indicara.
Perdió la capacidad de resolver sus problemas y llamó a el conflicto entre su voz interior y su sumisión exterior: Enfermedad, y a sus ansias de pensar y obrar con independencia de los dogmas y las costumbres imperantes a su alrededor: Subversión.
Y desde allí, fijando su éxito o su fracaso en la perfecta o imperfecta adaptación a las órdenes recibidas desde el exterior, se fue alejando de si mismo y de la belleza que le rodea. Fue olvidando la tibieza del sol, o el aroma de la brisa…y se escondió en medio de la multitud por ser totalmente incapaz de estar a solas consigo mismo el tiempo suficiente para comenzar a verse nuevamente, y llamó al temor de reencontrase con su esencia y de valorar desde el amor interior su propia dimensión: Soledad, y comenzó a huir de ella, como de la muerte.
Porque halló que era más fácil encontrar un culpable para sus miserias afuera, en el exterior. Que involucrarse profundamente consigo mismo, para comenzar a sanar las heridas desde adentro, el dolor desde el origen, y la infelicidad desde el punto donde se hallaba casi extinta la llama del amor original.
Y fué la violencia, el insulto, la agresión, el puño airado levantado contra el hermano…la única manera de drenar la rabia y la urgente necesidad de correr fuera de esa prisión autoimpuesta, hacia el exterior, hacia la libertad, hacia el compromiso leal y completo con la solución de su circunstancia individual, y por ende de la circunstancia del colectivo en el cual se esconde.
Agrediendo al otro, halla de pronto la más profunda de las verdades, brillando en la distancia con letras tan grandes que no puede dejar de ver:” Al golpear a otro, es a TI a quien golpeas”,
Entonces recuerda en que pantano maloliente y ruin se ha convertido la sociedad en la que vive, por no ver que los cadáveres insepultos de la sumisión, la decadencia de los poderosos, y la entrega servil de sus derechos en pago por la solución momentánea de los problemas individuales y colectivos, se corrompen bajo el sol, en las calles de cualquier ciudad, liberando la fetidez de la alarma, el prurito del silencio autoimpuesto, y la nausea de la autocompasión. Y por más que trata de alejarse de ellos, siempre se los topa al doblar la esquina, o al abrir la ventana.
Solo cuando ya la vista se acostumbra al desagradable espectáculo de la corrupción, esta se hace parte de la vida propia, y comienza a considerarse algo normal y natural.
Pero siempre estará adentro esa voz interior que le recuerda, de vez en cuando, y en primera persona:
Que hay un mundo donde puedes respirar libremente, donde puedes hallar tu propia senda, y donde finalmente puedes mejorar, y al hacerlo todo tu entorno mejorará, puedes crear grandes cosas y hacer posible el camino hacia la felicidad que solo se consigue cuando aceptas:
Que no es natural ni normal lo que estás viviendo.
Que no eres un incapaz crónico que necesariamente debe buscar el auxilio o la guía de los más poderosos, para poder caminar.
Que eres un creador , y como tal has recibido al nacer todas las facultades y los dones necesarios para que te hagas coparticipe del proceso responsable y continuo de la creación, y que puedes crear cosas hermosas, pero que serán mas hermosas si cuentas con la ayuda libre y voluntaria de tu hermano. Que tu solo puedes construir una casa, pero que muchos pueden hacerla mas grande y mas rápido.
Que eres capaz de pensar por ti mismo, de creer en lo que tu propia experiencia elije. Eres dueño de prepararte, investigar, ensayar y lograr esa libertad que nació contigo y que nadie te puede quitar.
Porque independientemente de las circunstancias que están a tu alrededor, tu naciste libre, y es en Libertad, donde podrás desarrollar los pasos necesarios para tener una vida buena, sana, luminosa, agradable y evolucionada. Porque liberando tu mente, liberas tus manos, y ellas a su vez liberan tu tiempo y el de tus hermanos.
Porque has venido a servir y a ser servido. A enseñar y a aprender. A crecer y a ayudar a tus hermanos a crecer. A abrir caminos y a ayudar a los otros a abrir los suyos. Porque en un mundo de caminos libres abiertos al amor, estará siempre presente el Amor original, universal e incondicional, que es la verdad final de todo mundo y de toda historia. Y que es el origen perfecto del cual todos hemos emanado.
Y cuando el hombre escucha esta voz y la sigue, y muchos lo hacen simultáneamente: la historia abandona sus trajes de luto, se viste de novia con el mas hermoso traje tejido por el tiempo, y le regala a los países, a los continentes y a los mundos; bellas épocas doradas, donde las artes, la ciencia y la religiosidad englobadas en un pensamiento tierno y fuerte de creación, avanzan hacia la realización de metas y logros que traen felicidad y humanidad a los pueblos.
Y es el hombre como célula, el origen de toda realidad. Pero solo realiza su labor originaria cuando la realiza en unión de los otros, solo asi alcanza a entender que suyo es el reino de los cielos que esta dentro de el y alrededor de el.
Y Solo así entiende y comprende la total dimensión de ser “hijo predilecto de Dios” y todo lo de hermoso y perfecto que esta englobado en esa realidad.
Es cuando despierta y con el despierta su universo, con ojos nuevos descubre lo bueno de lo anterior y lo proyecta perfeccionado hacia el presente. Sembrando futuros de belleza concreta y realidades infinitas.
Y es el hombre despierto, el que suena la campana que levanta de su sopor a la historia, y la obliga a comenzar a escribirse nuevamente a la luz meridiana del sol que brilla con justicia, igualdad y sabiduría para todos por igual.
Militza Pérez
X-MMX
